La escritura como don, proviene de algo más que nuestro pensamiento... Aquí se debate lo que nos pertenece y lo que está más allá de nuestra creación... Ven y conoce lo que el Malevólico tiene en la mente.
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miércoles, 29 de enero de 2014
El veredicto
Te vieron los mirlos
cosechar la fruta fresca,
llenar el cántaro de promesas
y volver temprano de la ronda,
mientras soñando, te esperaba.
Te sintieron bailar los grillos
y tus pasos, con jolgorio,
se acompañaban furtivos
del sabor de la traición.
¿Quién lo hubiera visto?
Del alarde a la mueca
se desfiguró la rosa altiva
que coronaba nuestro jardín;
hubiese sentido vergüenza,
pero sabía de ti con antelación.
En aquella primera siembra
apareció él, delante de los rosales;
cautivando con lujuria y labia,
y la tierra supo de tu deseo
en la sangre que cayó por error.
Ahora se presentan los ecos
detrás de tu sonrisa descarada,
reviviendo las caricias más sentidas.
Y soberbios son tus pasos hacia la alcoba
donde el triunfo te sería robado.
Sabía nuestra solitaria cama
que sobre su fría cubierta
dejaría un video y la despedida,
porque yo también sabía
del lugar donde me traicionaste.
Fueron testigos los muros
de los lamentos por tus hijos,
el papel del divorcio probó tu llanto
y los muebles padecieron en silencio
la maldición y fuerza de tu rabia.
Y con estos testigos imparciales
y aquella cinta de tu debut de cine,
me retiro sin culpa alguna
pues la potestad la conservo yo,
que sea Dios quien sentencie tu destino.
Jorge López García
"El Malevólico"
Y en tus ojos el mundo
Se desbordaban las bondades;
paraísos terrenales nos rodeaban
afilando la agudeza del amanecer,
porque la dicha era inmensa,
era tu virtud y mi impaciencia.
Las criaturas nacieron de tus manos,
obligadas a obedecer tus sentidos,
una mirada doblaba las voluntades
y un chasquido reformaba alacranes.
Era la creación presa de un beso,
en un instante, de sentimientos bellos
se cubrieron los desiertos cálidos,
y los fríos, escarcharon las ciudades
donde el hombre, de tu sien se vició.
En mi mundo, en un instante confuso,
redimiste el instinto y la vanidad.
Y en el ayer de los meses que pasaron
tu recuerdo desprendió la eternidad.
El amor brotó de mi pecho
y en tus ojos el mundo desapareció.
Jorge López García.
"El Malevólico"
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