jueves, 6 de febrero de 2014

Como dos extraños


¿De qué te olvidas? La mano estuvo cuando la necesitaste; la voz cuando tus gritos ensordecían los míos, y el desvelo propio a tu servicio. Me llamaste compañero, hermano, amigo... amor. Caminé a tu lado, fui el tapete de tus rodillas raspadas, la sobriedad de tus desvarios. ¿De qué te asombras? Algún día todo iba a terminar. Los caminos se separan y las gaviotas se cansan de volar juntas; muere la risa y el atardecer consume los rayos de luz. Hoy el pasado se extinguió y tus manos se apartaron de las mías. ¿Por qué lloras? Habrá una nueva mañana y una nueva voz que te necesite y que te procure. Todo termina; aún el tiempo tiene sus días contados, porque no hay principio sin fin. Este día sólo te tienes a ti, mañana no existes y por mi parte, en el ayer me perdí.

¿De quién necesitas?


Jorge López García.
  "El Malevólico"



Soledad indigente



Como en las calles de la ciudad perdida, lo mío no tiene dueño, no tiene voz ni rostro. Soy ausencia ocupando espacio, aire y huella; justificando el tiempo e hilvanando las buenas acciones que comprarán satisfacción y esperanza a los creyentes. Estoy en las orillas del olvido, dormitando bajo el periódico del día pasado. Hombre, papel y tinta, abandonados.

Jorge López García.
"El Malevólico"


domingo, 2 de febrero de 2014

Comencé por dos palabras...



Me gustas,
y los jardines
del alma reverdecieron.

Se alzaron obeliscos
con su rostro en filigrana,
haciendo majestuoso el jubilo
que mi respiración sostiene agitada.

Donde las esperanzas
tristes y opacas aguardan,
brotes de virtud y pureza cristalina
se desbordan y mojan las baldosas enmohecidas.

Pecesillos multicolores,
en cardumen sobresaltado,
abarrotan las orillas del estanque;
aquel lugar bajo la sombra de tus labios.

Nos bastaron las miradas
y se apresuraron los corazones,
el temor y la incertidumbre desaparecieron
porque nuestra historia comenzó con dos palabras:

Te quiero.

Jorge López García.
"El Malevólico"



Sin la fuente...



La pluma se llena de confusión; se vacía de tinta. El pánico se apodera de las ideas y los sentimientos actúan en contra de la virtud, haciendo que las palabras se contradigan y que se pierda el sentido, la intención y la gracia.

Quisiera limpiar mi mente y mi alma, para volver... Salir del capullo de la araña y tomar todos sus ojos en favor de mis andanzas, sin el temor ni la locura de enemigos mutuos, y con la bendición de un faro que se llame blues o simplemente oráculo.

Jorge López García
"El Malevólico"