Capitulo 2
La
primera noche
Farina y Maqui partieron de
Tazara, antes del alba, rumbo a la colonia de Sórceran, en la punta norte del
bosque, donde nace el río Okambo. El viaje era simple —no por eso menos
peligroso—, sólo tenían que cruzar con vida la península por el istmo Coyac,
entregar la carta de Orfeo al señor de Sórceran y regresar sobre el río en
barco. La travesía se hacía de forma anual y la realizaban todos los aprendices
de magia de las tres aldeas, pero en esta ocasión, por tratarse de la princesa,
el viaje sólo lo haría junto con su amigo Maqui Azed, hijo del primer
comandante de las fuerzas del norte. El bosque los recibió con un silencio
sepulcral. Todas las travesías eran iguales, el numeroso contingente de jóvenes
hacía que el bosque se comportara de forma indiferente la mayor parte del
tiempo; sin embargo, ahora se mostraba curioso de saber por qué dos jóvenes
habían cruzado la frontera y si es posible los eliminaría.
Los magos
avanzaron rápidamente y sin descansar, durante toda la mañana; hubieran
preferido volar bajo, pero eso llamaría la atención de los ojos en el bosque.
De día, la apariencia del lugar era como la de cualquier otro bosque —en cuanto
a plantas se refiere—, pero sin el canto de las aves, el paso incesante de los
insectos, la humedad de la tierra y el aroma dulce de las flores. Los árboles
eran de tamaño medio, frondosos en ocasiones, pero distanciados lo suficiente
como para dejar ver las montañas Pakis que perfilaban el territorio Coyac y
protegían el gran valle. Cerca del atardecer, los magos se detuvieron para
montar el campamento en una pequeña colina vacía, antes de llegar a las
montañas. La cima sobresalía de la altura media de los árboles, por lo que les
brindaba a los viajeros la sensación de seguridad en su primera noche.
Maqui realizó
un encantamiento en los alrededores de la colina para evitar que fueran
sorprendidos mientras dormían. Farina sacó una pequeña caja de cristal negro y
la colocó en el piso; después dijo:
—¡Vacuum
protector!
La caja negra
se expandió hasta alcanzar el tamaño necesario para albergar a ella y Maqui. Farina
entró primero, atravesando las paredes de cristal como si fueran una simple
ilusión. Detrás de ella, Maqui se disponía a entrar, cuando un movimiento entre
los árboles llamó su atención. Tras un breve parpadeo, todo el bosque quedó
sumergido en una niebla densa que abarcaba desde las orillas del río hasta la
parte baja de las montañas. Decenas de ojos comenzaron a aparecer entre la
niebla, con un tono incandescente y amenazador. La mano de Farina apareció
desde la oscuridad de la caja y tiró con fuerza del hombro de su amigo evitando
así que corriera un riesgo innecesario. La caja se volvió invisible una vez que
los magos estuvieron dentro y no volvería a mostrarse hasta la salida del sol
por la mañana siguiente.
Desde el
interior de la caja era como estar en un cubo de cristal, apenas visible por
las aristas luminosas que se encendían cada que alguien o algo se acercaba a la
zona protegida. El clima se sentía templado y muy agradable a pesar de que afuera
la temperatura había descendido de forma drástica. Los magos flotaban
recostados sobre una nube de humo que se desprendía de una varita de incienso
mágico. Evasiva de lo que sucedía a su alrededor, Farina contemplaba las
estrellas del cielo y todas las constelaciones que podía reconocer. En su mente
predominaba la idea de viajar hasta donde se encontraban los grandes cúmulos de
galaxias y averiguar por qué una de las estrellas había decidido caer en su
planeta. Farina preguntó:
—¿Cómo es que puede caer una estrella en la
Tierra, si todas ellas están tan lejos y son inmensamente grandes?
Su pregunta no
tuvo respuesta, pues Maqui se encontraba de espalda hacia ella y aparentemente
dormido.
—Maqui —insistió
Farina—. No te hagas el dormido, Maqui. El conjuro para tus ronquidos aún no se
descubre, así que estás despierto o de lo contrario ya estarías roncando.
—Antes del a
caída de la estrella —contestó Maqui—, cualquier persona hubiera respondido y
hasta jurado por lo más sagrado, que es imposible que algo así sucediera. Antes
de todo esto, los hombres tenían leyes inquebrantables para casi todo lo que
conocía de su mundo, pero ahora… las cosas cambiaron Fari, y no se puede estar
seguro de casi nada.
—¡Yo estoy
segura de que puedo alcanzar todas esas estrellas! Y lo haré algún día, de una
u otra forma.
—Mejor intenta
dormir, Fari. Mañana no podremos descansar hasta llegar a la siguiente marca y
necesitarás fuerza por si nos encontramos en dificultades.
—Eso quiero,
pero no puedo dormir con todos ellos mirándome.
Del otro lado
del cristal mágico, una jauría de silios —predadores con forma de roedores
gigantes, descarnados parcialmente con garras enormes y habilidades que les
hacen letales durante la noche— merodeaban los alrededores en busca de los
magos. No podían ubicar dónde se encontraba el refugio y menos entrar en él,
pero presentían la presencia cercana de carne fresca, joven y humana.
—Ignóralos,
Fari. Necesitamos descansar…
Fueron las
últimas palabras del mago antes de comenzar a roncar. Fari utilizó un
encantamiento para provocarse el sueño y así, los gruñidos y el alboroto de los
silios se desvanecieron por esa noche.
(continuará)
Jorge López García
El Malevólico
Buenas noches, he llegado a tu blog a través de la canción Lacrimosa de Mozart, la cual está siendo estos últimos días mi único tipo de inspiración. Leí tu comentario "Tal vez nunca llegue a ser un escritor famoso y cuando fallezca nadie notará mi ausencia, pero una cosa sí es completamente cierta:
ResponderBorrarSi existe una vida después de la muerte, todo lo que escriba en vida, me acompañará doquiera que vaya... Allí podré disfrutar de todo cuanto pude haber hecho, porque no sólo escribo para ser leído; escribo para ser inmortal." Y la verdad es que me sentí muy identificado porque precisamente unos días atrás escribí unos versos titulados Escribir para nadie. Y bueno, he podido leer algo de tu blog y le echaré un vistazo cuando esté más despierto, pero me ha gustado mucho sinceramente. Un saludo.
Muchas gracias mi muchachito................te quiero mucho..................
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